El jueves se celebra el 75 aniversario del otorgamiento de la primera licencia para impartir clases que tuvo el colegio NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN en el emplazamiento que actualmente ocupa en el barrio de Indautxu en Bilbao. Es un buen momento para hacer balance de lo que ha supuesto para mí acompañar en los últimos 15 años de esa larga y fructífera historia.
Se puede decir que en esta casa me he
realizado como docente, profesional y he crecido como persona,
aprendiendo e impregnándome de este estilo que caracteriza a los centros
Vedruna. Es cierto que no me costó demasiado por encontrar muchos
rasgos de unión con el modelo educativo en el que había crecido, pero
destacaría dos rasgos que considero importantes:
- Que en el mundo educativo los logros se alcanzan antes tocando la fibra sensible del alumnado que obligándolos (todo por amor y nada por la fuerza). Además siempre es más agradable.
- Que el trato cercano y sencillo facilita la confianza y abre las puertas al aprendizaje.
Los proyectos educativos son papel mojado si no fuera por las personas que participamos en ellos. Por eso es importante reconocer en este 75 aniversario a tantos niños, niñas, jóvenes, padres y madres, profesoras, personal no docente, personal de subcontratas y religiosas que han hecho posible que este proyecto se mantenga en el tiempo y cumpla estas bodas de diamante con buena salud y dispuesto a acometer los retos que se le presentan por delante.
Gaur egun bizi garen giro nahasietan, hainbeste murrizketekin, batez ere heziketan eta beste gastu soziletan, gure etorkizunaren alde lan egiteak oso garrantzi handia dauka. Zer nolako mundua utziko diegun gure semeei galdetzea ez da hain inportantea, gure mundu gaixo honi ze nolako seme-alabarik utziko diogunarekin konparatuz. Ikastetxe honetatik pasatu direnak gutxienez, bihotz handiko jendea dela ziur nago.