viernes, 17 de octubre de 2014

CUANDO EXCÁLIBUR NO PUDO SALIR DE LA ROCA…



En Estos días estamos asistiendo a un empacho de noticias que más que procurar la información de los ciudadanos, nos llevan a un bucle de soporífera desinformación. Palabras como ébola, tarjetas black, consulta 9N… ya están tan manidas que han perdido totalmente el significado y el interés de la mayoría.

Sin embargo, no pretendo hacer una crítica del oficio periodístico, sino centrarme en un accidentado personaje que estos días ha ocupado titulares y provocado una gran movilización en la redes sociales digitales y analógicas. Se trata de Excálibur, el malogrado perro que vivía con Teresa Romero la auxiliar contagiada de ébola y su marido, Javier Limón. 

El sacrificio del can, ha supuesto una gran conmoción social, un impacto en los medios de comunicación que ha puesto en evidencia la enorme crisis de valores que vivimos y que deja en ridículo a la económica que nos rasga los bolsillos.


Mientras aplicaban la fatídica inyección a Excálibur, asistíamos impasibles a la agonía de dos niñas en un hospital de Sierra Leona (Ver artículo del NYT), al enésimo asalto a la valla de Melilla o al esfuerzo de mil ONGs por llamar nuestra atención ante un problema que mata a miles de personas todos los días, principalmente mujeres y niños, la pobreza (ver artículo en eldiario.es). Y sorprendentemente, no nos echamos a las calles…

La pobreza es un mal endémico, lejano, que no se puede acariciar como Excálibur. No evoca ternura ni aparecerá jamás en los videos de gatos y perros de youtube. No tiene tirón mediático ni llena las horas de informativos que luchan por un share unas décimas mayor.

Sirvan estas líneas pues para hacer un llamamiento a la movilización social a favor de los que viven por debajo del umbral de la pobreza, lejos y cerca, en países africanos y en el piso de abajo… no podemos olvidar que la pobreza también es un mal que en el contexto actual, se contagia con más rapidez que cualquier virus.

Mientras escribo estas líneas, mi hijo de 8 años Nico, mira la pantalla del ordenador y al leer el título, dice:  anda!! Estás escribiendo sobre el perro!!!”. Le tengo que explicar que fue una espada famosa… manda huevos!!!

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